Juan Abreu
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“Una severa lógica regía las relaciones entre gobernantes y gobernados en todo el país. Como no había comida suficiente para todos, se otorgaba un trato de preferencia a los trabajadores más capaces y se maltrataba a los que se consideraban improductivos: niños, enfermos y ancianos. Los archivos del Partido proporcionan listas largas y dolorosas de ejemplos. Ailong, un niño de trece años que cuidaba a unos patos en Guangdong, fue sorprendido mientras cavaba en busca de raíces para comer. Le obligaron a adoptar la posición del avión, le cubrieron de excrementos y le metieron bambú entre las uñas y la carne. Las palizas que recibió fueron tan violentas que quedó tullido para toda la vida. En el distrito de Luoding (Guangdong), el cuadro local Qu Bendi apaleó hasta la muerte a un niño de ocho años que había robado un puñado de arroz. En Hunan, Tan Yunquing, de doce años, murió ahogado en un estanque (…) por haber robado comida de la cantina. A veces se obligaba a los padres a infligir el castigo. Un niño robó un puñado de grano en el mismo pueblo de Hunan donde se había ahogado a Tan Yunquing, y el dirigente local Xion Changming obligó a su padre a enterrarlo vivo. El padre murió de dolor varios días más tarde.”
¿Dos bofetadas?
