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Al perrito no le gusta quedarse solo. En cuanto me ve ponerme el abrigo y sobre todo coger las llaves del coche y la cartera, se pone a lloriquear. Yo trabajo solo y paso la mayor parte de mi tiempo y de mi vida solo. Cuando me preguntan digo que me encanta la soledad que la soledad es estupenda. Pero eso es verdad sólo a veces como pasa con tantas cosas. A mí como al perrito no me gusta estar solo. Pero acompañado no se puede hacer el trabajo que yo hago. Pintar, tal vez, con modelos por el estudio en pelotas tumbadas o deambulando entre los cuadros definitivamente. Escribir no. Escribir con alguien ahí no. O sí, uno de mis libros lo escribí casi entero con una bella leyendo a mis pies y de vez en cuando me la chupaba mientras yo escribía ahora lo recuerdo.

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© Juan Abreu, 2006-2019