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Al entrar en casa me reciben los fusilados desde todas las paredes y parecen decirme ¿pero dónde has estado? ¡Tienes trabajo! ¿Quién nos pintará si no lo haces tú? La pintura cubana está llena de esbirros y de culoflojos que jamás nos pintarían por puro esbirrismo o por miedo. ¿Sánchez? Sólo pinta paisajes culecos ya pintados mil veces antes por otros y retratos de su cerebro, me refiero a sus cuadros de basureros. ¿Kcho? ese nos fusilaría otra vez si pudiera. ¿Garciandía, ese miedica especializado en diarreas abstractas copiadas de aquí y de allá? ¿Novoa? Pero si el pobre muchacho tiene aún el cerebro colonizado por los soviéticos. ¿Garaicoa? Toda esa chorrada conceptual apesta a pretensión pomposa y a farsante a cien millas. ¿El de los gallos gigantes, cómo se llama? Ah sí, Fabelo. ¿Es necesario mencionar a ese patán rey de lo ridículo y de lo cursi parroquial? ¡Gallos gigantes montados por mujeres desnudas! Por Dios, a qué clase de alcantarilla ha llegado la pintura cubana…

Bueno bueno, cálmense, les digo.

Y me pongo a trabajar no vaya a ser que les dé por hablar de mi pintura.

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© Juan Abreu, 2006-2019