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Llega el verano y si hubiera una playa en la que uno pudiera meterse en España, ya no habría nada más que desear. Bueno, es un decir. Tus tetas de manzana las desearía.

El jardín relumbra y debajo del olivo se concentran los bordes marinos y hay que ir allí a refugiarse pero lo que cambia el mundo es la luz y la manera en que nos damos a ella.

Somos animales de la luz.

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© Juan Abreu, 2006-2019