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Termino el primer volumen de los diarios de Klemperer, qué hombre formidable, que obstinación la suya y que fe la suya en el poder de la literatura. En las condiciones más terribles sigue el judío Klemperer escribiendo sus libros en un gran vacío y en la mayor de las desesperanzas. Con la humillación y el exterminio como único horizonte, encarcelado, tratado como un animal sigue escribiendo su obra y dejando por escrito su testimonio.

Klemperer es la mejor lectura para alguien como yo que se ha planteado pintar cientos de fusilados del castrismo una tarea descomunal que exige una enorme obstinación y un gran compromiso.

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