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Salimos a caminar como por entre una nata de tanta luz. Y el cielo es de esos limpios y parejos. Qué más da que sea sólo una palabra el cielo. La belleza del mundo es la belleza de las palabras del mundo. Y de súbito a buen paso por estas calles perfumadas pienso en que ya hace treinta y cinco años que escapé de La Habana y que escapé en general de la isla y en verdad no tengo la menor nostalgia de ese estercolero isleño ni de esa ciudad albañal.

Esta hermosa mañana es mi deseo que quede muy claro y por escrito.

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© Juan Abreu, 2006-2019