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Londres (5)

La cama del hotel enorme y de perfecta consistencia y tengo en ella intensas experiencias espirituales (literatura) casi epifanías cuando me tumbo recién duchado en pelotas y abro las piernas para verme el pito en el espejo, ya no soy el de antes ciertamente pero aún de buen ver sí y este portentoso pito mío que embellece por días si fuera por mí andaría siempre con el pito por fuera colgando ¿por qué hay que privar al mundo de toda esta belleza? me pregunto.

Me encantan los hoteles me quedaría (al menos una temporada) aquí y que me despertara de una mamada alguna inglesa rubia y corpulenta de las que veo en el front desk. No hay mejor forma de despertar que mamada mediante como se sabe.


Y en la National Gallery viendo a Leonardo recuerdo a mi amigo Jorge Camacho naturalmente.

Foto de V.G.

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