2012

Voy corriendo a ver American Sniper. Qué maravilla. Qué formidable personaje Chris Kyle. Un héroe americano. Europa no puede dar ya esos héroes. El complejo de culpa por haber inventado las tres ideologías más asesinas de la historia de la humanidad (comunismo, fascismo y nazismo) han castrado Europa, y ya no tiene salvación. Se dejará matar Europa, antes que defenderse. Ni pensar en un héroe como Kyle en Europa. Un hombre que sabe que a los lobos hay que matarlos. No enseñarles el culo a ver si nos perdonan por ser libres. Eso tan simple, que Europa no sabe porque está demasiado ocupada lloriqueando, el soldado Kyle lo sabía. Qué bien.

Y qué maravilla como Eastwood conduce con mano maestra la historia y su pulso preciso en las escenas de combate y un latido emocionante que se escucha al fondo y ese final grandioso y aquel veterano en su silla de ruedas con su bandera en medio del expressway. Cuánta bazofia socialdemócrata he leído estos días sobre esta película, bazofia cubierta por una baba ruin y muy antiamericana naturalmente.

Y esa escena dramática de gran teatro en que el padre de Kyle describe certeramente las humanas categorías: ovejas, lobos, y perros pastores consagrados a proteger a las ovejas. Nosotros, las ovejas, dependemos de esos perros pastores. Somos libres gracias a esos perros pastores. Somos libres gracias a esos hombres que nos protegen de los lobos. Hombres que por nosotros matan y mueren.

Ningún lloriqueo socialdemócrata nos salvará de los lobos. Eso está claro.

Por eso yo, que soy una oveja agradecida, honro aquí a ese gran matador de lobos que fue Chris Kyle.

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