1977

Israel (9)

He visto Shoah, no se puede saber nada del Holocausto ni de los judíos, ni siquiera se puede saber nada de los seres humanos si no se ha visto Shoah. También he visitado un campo de concentración nazi y además he leído decenas de libros sobre el tema del Holocausto pero a pesar de esto con el mayor interés voy al Museo del Holocausto de Jerusalén. Nuestro cerebro tiende a la dispersión y al olvido selectivo y hemos de estarnos apuntalando y reorientando constantemente el cerebro (dejemos a un lado por un momento la cuestión del yo y el quién hace qué y abracémonos desesperadamente a la ilusión del libre albedrío) si queremos mantener cierto grado de lucidez.

Cae una lluvia pulverizada cuando nos apeamos del tranvía y ya a la entrada del Museo mis papilas gustativas no puedo negarlo y naturalmente todo mi aparato estético y moral se exalta a la vista de grupos de muchachos y muchachas soldados que deambulan de aquí para allá. Miro con cierto cariño sus ametralladoras porque siempre que veo a estos muchachos tengo muy presente que la próxima vez que los representantes de la barbarie (los camelleros de Hamás y el resto de los enemigos de Israel) ataquen serán estos muchachos y muchachas ¡tan jóvenes! los que estarán en primera línea de combate defendiendo con su vida la Civilización Occidental (la única que existe) y defendiendo nuestra libertad.

Sigue siendo doloroso venir a estos lugares, nunca puedo contener las lágrimas, pero es necesario venir.

Siempre venir y venir y venir y nunca olvidar.

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© Juan Abreu, 2006-2019